Tanto hablar de artista maldito y quizá nunca lo fue. Son muchos quienes conocen y han disfrutado plenamente de José Ignacio Lapido, uno de los mejores escritores de canciones de nuestro país. Y todos ellos pondrían en juego amistades a costa de defenderlo. ¿No será esa una de las mejores formas que puede adoptar el éxito?
Siempre desde Granada, ya sea surcando los años ’80 con su Gibson colgada al cuello y codeándose con Joe Strummer en la agridulce pero añorada etapa siendo el cerebro tras 091 (seis largos, dos discos en directo y un brutal repertorio son su imponente legado); o bien actualmente, en solitario aunque nunca solo, acompañado por una banda que carbura a pleno rendimiento gracias a socios rendidos a la causa como son Raúl Bernal o Víctor Sánchez. José Ignacio Lapido, fiel a sí mismo hasta las últimas consecuencias, vive actualmente uno de sus mejores momentos con la publicación de “El alma dormida”, octavo disco bajo su nombre y el primero tras el paréntesis y viaje en el espacio-tiempo que supuso la reunión de 091.
