It’s a new day, another night that I’ve survived / My dreams have chased me to this place where I’ve arrived”. Este es Robert Forster, celebrando en los primeros versos de ‘The morning’ disponer de otro día por delante desde el otro lado del mundo. Amante confeso de las mañanas, nosotros lo seremos de sus noches. Como la que nos ofreció el pasado jueves en el Teatro Lara para presentar su nuevo trabajo tras cuatro años de silencio discográfico. Cercano y ocurrente, el músico australiano alcanzaría la veintena de canciones, varias peticiones incluidas, en un show sencillo pero exquisito que quedará en nuestra memoria.

El músico australiano, tras años liderando a The Go-Betweens en dos etapas, graba nuevos discos solo cuando reúne el suficiente número de canciones a la altura de su exigencia. Sin urgencias de juventud. Así sucedía con Inferno (Tapete Records, 2019), su séptimo álbum en solitario, nueve temas compuestos al calor extremo de Brisbane y grabados en su adorada Berlín junto a Victor Van Vugt (Nick Cave, Beth Orton). Un disco que le vuelve a poner en marcha y cuya gira de presentación llegaba a nuestro país en un concepto todavía más íntimo del previsto inicialmente, y es que una urgencia familiar impedía que su mujer, la violinista Karin Bäumier, le acompañase sobre el escenario. “Intentaré tocar por dos personas”, prometía Forster, visiblemente encantado de tocar en un lugar como el Teatro Lara, lujoso refugio para evadirnos de una dura semana de trabajo a golpe de canciones apasionantes.

Precisamente ‘Born to a family’ (“una familia de honestos trabajadores”, según reza la canción), era la elegida para ir calentando en un ambiente del todo favorecedor, con el público -con numerosos británicos de visita o residentes en Madrid- aplaudiendo entusiasmado su llegada. Sería una de tantas canciones de The Go-Betweens que rescataría Forster. Ofreciendo un largo repaso a la trayectoria de la banda madre con especial atención a 16 Lovers Lane, el disco de 1988 que supuso el cierre de la primera etapa del grupo, justo después del regreso a su Australia natal desde Londres.

Pronto sonarían más clásicos, como ‘I’m all right’ o ‘Clouds’, gustándose a la guitarra con ‘Darlinghurst nights’ a pesar de las limitaciones de la acústica, no siendo hasta la sexta canción cuando empezaría a mostrar una pequeña parte de ese esperado Inferno. Un momento en el que echaría aún más de menos a Karin Bäumier, cuidando de su padre en Múnich, pero que resolvió con soltura. ‘One bird in the sky’ desprendió toda la emoción reservada para el cierre de este nuevo disco disco, sensibilidad también presente también en ‘Life has turned a page’ que abandonaba momentáneamente para subir las revoluciones con ‘Inferno (Brisbane in summer)’.

Y a pesar de que cerraría la noche con la citada ‘The morning’, tras la que tendió la mano a sus seguidores en las primeras filas, no quiso abusar de nuevas canciones, consciente de la buena oportunidad para mirar atrás junto a público agradecido y entregado. Con la sensación de estar en familia en una sala repleta, Forster se relajaba ya en los bises y viajaba a los años 80 para cantar ‘Head full of steam’ o la imprescindible ‘Dive for your memory’. Una oportunidad de oro con este clásico del rock independiente, que se marchó del escenario solo por miedo a que cerrasen el teatro con todos aún dentro.

¡Aquí os dejamos el setlist del concierto!