Weyes Blood

La última cita con el ciclo American Autumn SON Estrella Galicia quedará en nuestro recuerdo como algo irrepetible. Pero no solo desde un punto de vista poético, que también, ¡más bien por cuestiones prácticas! Natalie Mering alza el vuelo imparable y será raro que en próximas visitas no requiera de aforos más grandes. Cuando Titanic Rising haya sido reconocido como uno de los mejores de este 2019 que empieza a despedirse. 

La californiana, rebautizada hace un tiempo como Weyes Blood, entregaba en primavera su disco más complejo y ambicioso. El cuarto en solitario de la joven multiinstrumentista, con la que no acertamos a señalar cuál de sus cualidades es la más reseñable. Si su torrente de voz, serena y poderosa, su presencia sobre el escenario, su capacidad como compositora de pop atemporal. Esa inquietud con la que logra ver más allá y traérnoslo de vuelta en forma de canción… o un desarrollado y muy de agradecer sentido del humor, 

Desde la primavera en la que surgía Titanic Rising llegamos al otoño madrileño, con un frío poco motivador que dice llegar para quedarse. Y lo que dice la taquilla de la sala 0 del Palacio de Prensa es que las entradas están agotadas. Así que algo de lluvia no iba a disuadir a unos seguidores, que pasadas las ocho de la tarde, hacían cola en Gran Vía entre bufandas y olor a pizza.

En la noche de Weyes Blood también tuvimos la posibilidad de conocer la electrónica experimental de Ana Roxanne. Procedente del sudeste asiático, aunque criada en California. Interesante artista emergente, más que peculiar, conjugando la música popular con el folclore sumergido.

Tras un breve set con varias versiones, Roxanne dejaba paso a Weyes Blood, que saltaba al escenario de la sala 0 bien rodeada por su banda. Escogía para empezar la primera canción de su último álbum, ese grito de esperanza que es ‘A lot’s gonna change’. Como el trozo de hierba que crece en el asfalto, Mering lanza rayos de luz en una sociedad enterrada bajo el pesimismo. 

Le seguirían canciones tan fabulosas como ‘Everyday’, pop optimista de altura al teclado, ‘Something to believe’ o ‘Mirror forever’, rescatando también temas de su anterior disco, Front row seat to Earth. Pasado el ecuador del concierto, una sensación etérea nos embargó con ‘Andromeda’, y recuperábamos el pulso con ‘Movies’ solo unos momentos antes de los bises, en los que la banda ofrecía ‘Do you need my love’ y versionaba el ‘A White shade of pale” de Procol Harum.

Una noche flotando con una artista espacial, que cerraba el concierto sola sobre el escenario con una canción, ‘In the beginning’, que es toda una declaración de intenciones (In the beginning I was al dreams / times have changed I’m no longer the same). Un concierto posible gracias al maravilloso ciclo American Autumn SON Estrella Galicia, que el próximo viernes 22 de noviembre nos traerá, también a la sala 0 del Palacio de Prensa, a los estadounidenses The Mountain Goats.