Daughters

‘You won’t get what you want’, así se titulaba lo último Daughters. Una declaración de intenciones contundente. También una bofetada a lo previsible e incluso, por qué no decirlo, al fan acomodado (o despistado). La que empezó siendo una banda cercana al grindcore, liderada por el carismático Alexis Marshall y por el guitarrista Nick Sadler, responsable de la música, mutaría a lo largo del tiempo en un noise y/o postpunk tan elegante como violento e incómodo. Modificando incluso la forma de cantar para acercarse al tono de Nick Cave con The Bad Seeds, pero nunca su innegociable espíritu destructivo. Algo comprensible siendo coherentes con su madurez.

Después de algunas etapas desaparecidos del mapa, los de Providence regresaban con un disco homónimo en 2010 y terminaban de redefinirse con este nuevo larga duración, casi más extenso que sus discos anteriores juntos. 

De esta forma llegaban a Madrid en gira europea, gracias al nunca suficientemente valorado 981 Heritage SON Estrella Galicia, apostando como siempre por proyectos arriesgados en su XV edición. La expectación por la visita de Daughters obligaba a la organización a mover el concierto a una sala más grande y así, un domingo otoñal de lo más agradable, descendimos los escalones de la sala Cool.

Sonaban The Cramps por los altavoces y las pantallas de video se volvieron rojas para recibir a Jerome’s Dream, acompañantes de gira y también de regreso tras un largo parón. En su caso poco ha cambiado, entregados a un ensordecedor y apasionante screamo, con su vocalista Jeff Smith de espaldas al público, con el que lo musical se transformó en una experiencia literalmente física, de puro agotamiento.

Todo preparado para Daughters, que salieron arrollando sin reservas, con un Marshall imparable, haciendo malabares con el micro cual Thor Odinson. Arrancaban con ‘The reason they hate me’, tema que también deja bastante claras las cosas (“Don’t tell me how to do my job / you carry on like a son of a bitch”). Los de Rhode Island no han venido por aquí a hacer amigos.

Disonancias, distorsión y sensación de peligro sobre el escenario. El concierto repasaría a lo largo y ancho el nuevo álbum, con pequeñas excepciones recuperando temas del anterior disco como ‘The dead singer’ o ‘The Hit’, pero sin ir más atrás. Tocaba hacer justicia a su nueva realidad, demostrando ser un banda de presente, capaz de reconvertirse para seguir repartiendo a su modo pasión y oscuridad. El concierto apuntaba a su final con una traca final de puro trance que enlazaba ‘Guest house’, ‘Daughter’ y ‘Ocean song’, terminando por todo lo alto y sin bises a la vista.

Una noche memorable gracias al 981 Heritage SON Estrella Galicia. Ojo a su programación porque se vienen artistas tan dispares como interesantes, caso de Le Parody, Baiuca o los daneses Efterklang.