Texto y fotografías: Bruno Corrales
“Septiembre aún es verano”, que dirían Airbag desde Estepona. Nada que no sepan por Valdoviño, de punta a punta de la península y a más de mil kilómetros de distancia. Un año más, la playa de Pantín volvía a acoger el Pantín Classic Pro, la competición de surf más prestigiosa de nuestro país. Participantes y fans de todas las nacionalidades acudían a uno de los puntos calientes de este deporte para disfrutar de un evento que crece en calidad e interés. Entre muchas otras actividades para toda la familia, SON Estrella Galicia pondría la guinda cada noche con una programación de música en directo para los más intrépidos. Cada jornada, con la caída del sol, las tablas salían de la playa y la música comenzaba a sonar con propuestas tan interesantes como las de Bala, The Clams, Camellos o Basanta.
Este último fin de semana estuvimos y allí, cuando precisamente Camellos se hacían con nuestro instagram para contarnos el festival desde dentro y a su manera, demostrando ser una de las nuevas bandas de punk con más personalidad del panorama. Recordando a bandas como Siniestro Total, con un desarrolladísimo sentido del humor y la curiosidad suficiente como para no autolimitarse y seguir sorprendiendo. Procedentes de bandas como The Bards o Milk It, Frankie Ríos, Jorge Betrán, Tommy DeWolfe y Fernando Naval publicaban su primer largo el año pasado de la mano de Limbo Starr. A Embajadores, que así se titulaba, le seguirá bien pronto un nuevo EP, Arroz con cosas, y entre tanto no nos queda otra que rendirnos a tal acumulación de hits deslenguados. Incorrección a veces inteligente, a veces al límite del absurdo, pero siempre atractiva, consiguiendo durante la noche del viernes llamar la atención de un público que en su gran mayoría nunca había oído hablar de ellos. Sonaba “Pantoja-ha”, por supuesto el single “Siempre saludaba” o “Becaria”, e incluso una versión del “Oye cómo va” de Tito Puente. A continuación cogería el relevo Judah, DJ especializado en música negra, repartiendo R&B y hip hop de nivel como perfecto fin de fiesta.
Si todo esto servía para cerrar de la mejor manera la noche del viernes, la del jueves fue cosa de Basanta. Inevitable. Todos los ojos de los que aún aguantaban en el recinto tras una intensa jornada de surf se fijaron en este irresistible proyecto. Y la mejor noticia de todas es que, más allá de lo evidente, del impacto estético y de lo que sugiere su despliegue escénico de oscurantismo y máscaras, sus canciones resultan ser igual de sugerentes. Pop psicodélico con personalidad y con un discurso ecologista cada vez más necesario. Sonando potentes, con verdadero empaque, finalizarían el concierto con “Arder”, el mismo tema vitalista que también cierra su primer largo, el reciente Colorama (C4Music, 2018). La banda abandonaba el escenario pero ni mucho menos terminaba la fiesta, continuando de la mano de un DJ Maadraassoo que disparaba hits sin piedad en un heterogéneo recorrido que nos llevaba desde Gorillaz a surfear la noche con The Beach Boys o Ramones.
El sábado, la música tuvo que parar. Lamentablemente, el fuerto viento en la zona, que ya había obligado a cancelar parte de la competición diurna, impidió que los conciertos programados para la noche se desarrollasen con la seguridad necesaria. Debosses, banda tributo a Bruce Springsteen, se disponía a comenzar cuando la organización tomaba la dolorosa decisión. Una verdadera pena no haber podido disfrutar de Bifannah. La banda, procedente de Vigo aunque con sus miembros repartidos actualmente entre Madrid y Londres, es una de las sorpresas más agradables de los últimos años. En su primer largo, Maresia (The John Colby Sect, 2017), despliegan una interesante propuesta que recoge los sonidos de los 60 y 70, psicodelia y tropicalismo, expresándose con naturalidad a través del portugués. Seguro habrá más oportunidades.
