Laurel Halo en sala 0

Por Bruno Corrales

El pasado sábado Madrid recibía a una de las artistas más interesantes de la electrónica más audaz e inconformista. Laurel Halo (Michigan, 1986) se ha convertido ya en una referencia del género, intencionadamente inclasificable y en constante evolución. A caballo entre Estados Unidos y Berlín, Halo publicaba el año pasado su disco más arriesgado, “Dust”, el que es ya su tercer trabajo junto al sello británico Hyperdub. Se trata de la consolidación de una propuesta poco complaciente con el público, al servicio de la experimentación, en el que las programaciones y un particular tratamiento de la voz humana se entremezclan con la música orgánica.

En ese sentido, su visita a Madrid contaba con el extra a la percusión de Eli Keszler, también compositor y artista visual. Un verdadero lujo para los sentidos. Ambos llegaban al Palacio de Prensa tras su paso por el Sónar a poco menos de un mes de publicar nuevo mini LP (“Raw silk uncut wood”), que también cuenta con la colaboración de Oliver Coates. En este caso seis cortes instrumentales que verán la luz a mediados de julio a través del sello francés Latency.

Pero antes, y para entrar en situación, se posicionaba sobre el escenario el dúo madrileño Metametal. Una propuesta totalmente marciana y absorbente, música electrónica improvisada en directo con un saxo omnipresente y visuales. La experiencia trastocaba la dinámica habitual de un show en directo, así como el sentido de la comunicación. Buena parte del público decidía sentarse sobre la pista e incluso alguno optaba por tumbarse, con los ojos cerrados, sumergiéndose en el sonido.

Poco después, Laurel Halo ofrecería un concierto vibrante y de lo más heterogéneo. Ritmos híbridos, loops, bajos y distintos juegos de voces, con incluso pequeñas concesiones a la pista de baile y trazas de soul. Todo cabe en su propuesta si es con algún sentido en pos de evolucionar. Una suerte tener la oportunidad de dejarse llevar con la propuesta de una artista curiosa y valiente.