Chuck Prophet en Sala Mardi Gras en A Coruña

Noviembre de 1999. Yolanda Villa, Ton Puey y Jaume Solé deciden buscar un local en A Coruña para reformarlo y crear una sala de conciertos con la estética y la vocación de las salas de rock clásicas en Estados Unidos.  Finalmente aparece un bajo en la zona de Monte Alto y deciden lanzarse a la piscina. Así comienza la historia de Mardi Gras, la sala de conciertos que desde finales del 99 ha apostado, muchas veces sin demasiadas garantías, por acercar la música en directo de calidad hasta la ciudad gallega. Así recuerda Tomi Legido, encargado de la programación de Mardi Gras, los inicios del espacio “era justo lo que Yolanda, Ton y Jaume estaban buscando. Parecía una locura. Pero la pasión por el rock nos lleva a cometer benditas locuras”. En sus inicios, la zona en la que se ubica Mardi Gras estaba alejada de cualquier local relacionado con la hostelería, de ahí que los inicios no fueran sencillos “fue realmente complicado ya que si estás en una zona aislada del resto del ocio nocturno, con una programación musical en directo arriesgada, con sonidos negros en las sesiones del dj… el reto de darse a conocer es complicado”.

No obstante, aunque desgraciadamente no sea verdad universal, lo bueno acaba conociéndose “el boca a boca entre los aficionados al rock y los aciertos en cuanto a la calidad del sonido gracias a la madera que hay en el escenario y en el suelo del resto de la sala, además del equipo técnico y la calidad humana de todo el personal de Mardi Gras, que es algo que cuidamos especialmente, hacen que a día de hoy muchísimos músicos y aficionados quieran venir a la sala”, explica el programador. Las tablas de la “mítica Mardi”, como muchos asiduos y fans llaman cariñosamente a la sala, han visto de todo. Hay años y años de historia entre unos muros que, como recuerda Tomi, han visto tocar a algún miembro de los Rolling Stones o al batería de la Band Of Gypsys de Jimi Hendrix, Buddy Miles.

Conseguir que un grupo australiano o una banda de Nashville meta 100 personas un martes en una sala de A Coruña no es la tarea más sencilla del mundo, pero sí está entre las más satisfactorias, como explica Tomi al recordar algunas de las dificultades con las que las salas de la ciudad se encuentran a la hora de desarrollar su actividad “sabemos que muchas de las bandas que traemos no son apenas conocidas, pero gracias a las redes sociales se las presentamos al público y conseguimos que 80 o 100 personas se acerquen un martes a ver a una banda australiana en directo y que salgan felices. En una ciudad de 260.000 habitantes parece que debería haber alguna más (nuestro Facebook lo siguen más de 14.000 personas), pero no. 100 ya es un exitazo. Lo cierto es que no sabemos hasta cuándo podremos seguir arriesgándonos a hacerlo, Por eso el apoyo de las marcas que apuesta por la cultura y ciclos como SON Estrella Galicia son fundamentales para seguir adelante mes a mes”, insiste.

Otro problema, de menor envergadura pero también a tener en cuenta, es el comportamiento de los asistentes en los conciertos. Tomi puntualiza “se hace muy molesto intentar escuchar al artista por el que has pagado y tener una conversación a gritos a escasos centímetros. Es algo que nos demanda la gente y que nosotros intentamos transmitir: ‘por favor, si vas a un concierto y tienes más ganas de hablar que de escuchar la música, ten el detalle de salir un rato a la calle y vuelves más tarde’”.

Mardi Gras acaba de cumplir 17 años y a sus espaldas lleva la friolera de 1906 conciertos y centenares y centenares de bandas que han pasado por allí. Con especial cariño recuerdan directos como el de Santiago Auserón, que visitó A Coruña con su proyecto Juan Perro “con él ha surgido el flechazo. Lo tuvimos dos días consecutivos celebrando el concierto 1500 y 1501 de la sala”, recuerda Tomi Legido y añade “podría citar decenas de bandas y artistas poco conocidos pero tengo especial cariño a bandas como Dave McGraw & Mandy Fer,  Robert Jon & The Wreck, Feedbak Revival (los tres de U.S.A) y el Kanka, un crack en todos los sentidos”.

A la espera de lo que está por venir, y de seguir cumpliendo años, conciertos y sueños (como el de tener a Los Enemigos o a The Hellacopters  en la sala), desde Mardi Gras insisten en que para ellos lo fundamental es que la gente se vaya satisfecha tras pagar una entrada de un concierto. “De hecho, desde este año tenemos un cartel que anuncia que si no te gusta el concierto, te puedes ir antes de la cuarta canción y te devolvemos el dinero íntegro. Me parece justo y es una forma de que esa persona vuelva otro día” finaliza Tomi.