Por María Martín-Consuegra

“Yo no quiero ser como los demás, por eso soy un mod” sentenciaba Jimmy Cooper en la mítica “Quadrophenia”. El legendario personaje interpretado por Phil Daniels concentró en a penas una decena de palabras lo que puede considerarse el espíritu de lo que hemos vivido estos días en León. Lo sabe todo el mundo que ya haya pasado por allí. Todo aquel que ya esté infectado por este peculiar síndrome mod. Purple Weekend no es un festival, es otra historia. Es un sentimiento, la comunión de aquellos que aman la subcultura mod pero que abrazan sin complejos otros géneros como el power pop o el punk que esta edición ha estado más presente que nunca gracias a bandas como Red Kross o Lime Spiders.

Los primeros, Red Kross, los hermanos Jeff y Steven McDonald, uno de los platos fuertes de Purple Weekend y encargados de cerrar la 29ª edición del longevo festival. Finalizaban su gira española en el Purple y qué manera de hacerlo. Actitud por encima de todo lo demás. Sin desmerecer la vitalidad, la intensidad y la capacidad de seguir reinventándose pese al paso de los años. Unos años que los han situado en un merecido podium de figuras a tener en cuenta en la historia del rock. Los segundos, los australianos Lime Spiders, cerraron de manera adrenalínica los conciertos de la jornada del viernes. No es de extrañar que la publicación Rolling Stone los definiera en su día como «unos Sex Pistols pasados de ácido». Afortunados los que pudimos verlos en acción ya que era la única fecha en nuestro país de este grupo que “nació del punk, creció en el garaje y maduró en la psicodelia y el rock endurecido” tal y como explicó Diego R.J en la programación especial que El Sótano de Radio 3 realizó con motivo del Purple Weekend.

Purple Weekend, además de llevar 29 años siendo una cita indispensable para los amantes del Rock N Roll con una programación que huye de modas y apuesta por la calidad, también es conocido por propiciar reuniones de bandas que en principio parecían disueltas. Lo hizo en 2014 con The Loved Ones, que llevaban 20 años separados y con el grupo británico Any Trouble. En 2017 los encargados de reaparecer en Purple Weekend fueron los californianos The Event. Increíble estado de forma de una banda que editó un único disco que sirvió para convertirlos en grupo de culto en el 89.

https://www.instagram.com/p/BcfYMO4Bo7v/?taken-by=sonestrellagalicia

Otra de las peculiaridades de Purple Weekend, que en esta edición de 2017 ha congregado a más de 11.000 espectadores, ha sido la gran presencia de bandas australianas. Destacaron en la noche del viernes unos revitalizantes The Frowning Clouds, que repetían en el festival (ya estuvieron en 2011). Igualmente reseñable fue la propuesta de los también australianos The Living Eyes, que encandilaron a todos los que el sábado por la tarde abarrotaron el Espacio Vías. Un recinto que durante todos estos días estuvo hasta la bandera gracias a los directos de formaciones como The Salamanders (banda clave para entender el ADN musical de León), The Imperial Surfers, Tito Ramírez o Psychotic Youth, abanderados del punk rock escandinavo.

Teniendo en cuenta que los más de 300 abonos que Purple Weekend puso a la venta se agotaron semanas antes del festival, no es de extrañar que los diferentes espacios en los que se desarrolló el festival también vieran completados todos los aforos habidos y por haber.

Así pasó también en El Gran Café, donde las largas colas para poder acceder a conciertos se sucedieron jornada tras jornada. Por allí pasaron interesantes propuestas como la de los barceloneses Stay, Supersiders, desde Gijón o The Extended Plays, desde Bilbao. Imposible no reparar en bandas como Nikki Corvette & The Romeos o The Allnighters, que pasaron por Studio 54. Éxito rotundo. No hay otra palabra.
Y de éxito, o incluso más, se puede calificar la puesta en escena de unos jóvenes The Mistery Lights en la noche del sábado. Los neoyorquinos, la nueva sensación del garaje actual, estuvieron intensos, incendiarios, imparables. Muy a tener en cuenta esas líneas de bajo serpenteantes y esos toques de blues e incluso soul que nos hicieron caer rendidos a sus pies. Los precedieron en el escenario los alemanes Roman and the Rosarys, que llegaron con flamante y recomendable disco.



Pero no nos engañemos, a pesar de todo esto, lo mejor de Purple Weekend aún está por llegar. En 2019 el festival cumple 30 años y la celebración, todo apunta, será legendaria.