Texto: Bruno Corrales

La sala La Riviera acogía ayer el que sin duda era uno de los conciertos más esperados de la nueva edición del 981 Heritage SON Estrella Galicia, un ciclo cuya inquietud y amor por el riesgo nos está ofreciendo la oportunidad de disfrutar de artistas como Ben Frost. Y si la expectación, debido al curriculum del australiano, tenía de por sí suficientes argumentos, habría que sumarle la colaboración del artista audiovisual Marcel Weber, encargado de diseñar unas visuales absorbentes e hipnóticas que convirtieran el show en un espectáculo total.

 

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Y así fue. Un silencio sepulcral envolvía al ambiente una vez Frost pisaba por primera vez el escenario, envuelto entre una gran cantidad de humo y ya situado frente a su mesa de operaciones. El público claramente sabía a lo que venía, y aunque no demasiado numeroso era plenamente consciente del privilegio de disfrutar en las mejores condiciones del show de un músico que es referente clave del noise y de la música experimental.

 

Ben Frost en La Riviera 981 Heritage SON Estrella Galicia

Aunque quizá lo de músico, como simple ejecutor, se le quede un poco corto al australiano, residente en Islandia desde el año 2005, desde donde a través del sello Bedroom Community lanzaba recientemente el que ya es su quinto álbum de estudio (si no contamos sus numerosas colaboraciones y producciones), “The Centre Cannot Hold”. Frost encajaría mejor como investigador sonoro, e incluso como malabarista, haciendo del ruido arte y mezclando con elegancia una enorme paleta de sonidos mayoritariamente electrónicos pero sin renunciar a lo analógico, con su guitara eléctrica colgada al hombro durante la mayor parte del concierto. Una propuesta tan compleja como interesante, retorciendo el tiempo y el espacio, que logró hacer soñar y evadirse tanto al profano como al entendido.