Texto: Bruno Corrales

No pasa demasiado y es interesante valorar la puntualidad y atención del público anoche en El Sol. Había muchas ganas, no quedaba ni una entrada en taquilla y la expectación se podía palpar en el ambiente. Pasadas las diez de la noche, la sala estaba ya casi llena para ver (o conocer) a la banda invitada: Futuro Terror. Con un segundo disco publicado por Bcore Disc, así como con un recién editado cómic bajo el brazo, el inquieto trío rompió el poco hielo que quedaba por allí con una propuesta que mezcla de forma furiosa y concisa garage, hardcore o punk. Incisivos pero elegantes, con una sólida base rítmica. Entre el público se daban los primeros pogos mientras la banda recordaba a Leopoldo María Panero musicando una de sus obras. No había tiempo para mucho más teniendo en cuenta que esta noche serían hasta tres las bandas sobre el escenario. Había que hacer hueco a Tigres Leones, que se despedían por una temporada dando por finalizada la gira de presentación de “La Catastrofía”, su segundo y adictivo disco.

Tigres Leones Sol
Mención especial para el doblete de Arturo Hernández, batería de Juventud Juché que por un día también lo sería de Tigres Leones debido a la lesión de Paco Ramírez. Así, la banda nos daba los “Buenos días” para encadenar sin descanso canciones como “(Haz el) Raskolnikov” o “Anna Casteller”. De tener que definirlos en dos palabras, Tigres Leones serían ingenio y velocidad. Un ingenio de doble cara, firmando letras que se mueven con agudeza entre el costumbrismo y el sarcasmo y capaces de componer contundentes píldoras power pop. Casos de “Hablan sobre mí” o “Canadá”, de endiablado ritmo y siempre estimulantes textos.

Juventud Juché Tigres Leones Sol

Pasado el ecuador de su concierto, subía al escenario para hacerse cargo del bajo Miguel López Breñas (Alborotador Gomasio, CVEEC), compañero de escena y batallas, pasando de trío a cuarteto hasta el final del concierto y con Javier Marzal a la guitarra acústica. Sonaba “Marte”, ya convertido en uno de sus temas imprescindibles, dando paso a continuación a varias nuevas composiciones con muy buena pinta, posibles canciones de lo que pronto será su tercer largo. Todo parecía ir tan bien que sentimos no merecer el regalo final, una electrificada versión del “Disfraz de tigre” de Hidrogenesse como perfecto fin de fiesta.

Juventud Tigres
Una fiesta que ni mucho menos había terminado, pues llegaba el momento de los grandes protagonistas de la noche, Juventud Juché. Un título sobre el papel que defendieron en la práctica. Con “Zona muerta” arrancaba un concierto avasallador, hipnótico. A priori no es sencilla de asimilar la propuesta del trío madrileño, nunca complacientes. Recomendamos volver a probar si las primeras veces la impresión ha sido extraña. Abstractos, experimentales, agresivos, crípticos en sus letras y haciendo caso omiso a los esquemas básicos del punk, Juventud Juché es una de esas bandas a las que hay que acercarse poniendo de tu parte algo más de la cuenta. La recompensa es sin duda gratificante, una vez los alaridos y provocadora forma de cantar, las temerarias líneas de bajo de Luis Fernández y la aparente arritmia cobra un sentido global y de algún modo atas todos los cabos. Una verdadera delicia para mentes inquietas, que por suerte son muchas. “Defensa”, de su también celebrado primer disco, “Quemadero”, suponía la cima en cuanto a la conexión con el público, que entendió la ausencia de bises. Esto es punk, el menos es más, una banda cuya esencia radica en esas pequeñas diferencias.