KARL BLAU, ESPÍRITU LIBRE por María Baigorri
Prestidigitador de algunos de los géneros más arraigados en Norteamérica, Karl Blau le hace guiños al soul con la voz y el sentimiento de un cantautor arraigado en la tradición folk.

Poco conocido por estos lares, el bueno de Karl Blau ha hecho de su ciudad natal -la costera Anacortes en el estado de Washington- una pequeña meca del indie americano. Prolífico como pocos, le han bastado 20 años de carrera para publicar la friolera de 40 referencias; de hecho, es tarea casi imposible listar toda su discografía (no por extensa, que es evidente, sino porque sus álbumes han sido editados hasta en cintas de cassette que el mismo ha ido grabando en su propia en casa para luego empaquetar y enviar por correo postal a sus fieles suscriptores). Un ‘Do It Yourself’ en toda regla en pleno siglo XXI.

Y si difícil es recopilar su producción artística, tampoco es sencillo clasificar sus andanzas musicales. Cantautor de espíritu libre aunque con querencia por sonoridades tradicionales, sus devaneos le han hecho rozar géneros aparentemente alejados a sus patrones sonoros.

El año 2004 fue crucial en la carrera de este compositor cuando cruzó sus pasos con los de Tucker Martine (productor de The Decemberist, The Jayhawks, Neko Case y un largo y jugoso etcétera). La grabación conjunta de un clásico de Tom T Hall de 1968 (“That’s How I Got To Memphis”) fue el germen de una maravillosa colaboración que ha derivado doce años después en un disco de versiones de nombre “Introducing” que contiene joyas perdidas del folk y el country americanos, y donde también se ha permitido incluir alguna licencia más allá de estos géneros como el “To Love Somebody” que grabaran los Bee Gees hace casi cuatro décadas.

La voz de Blau suena cálida, profunda, con una presencia imponente. Él mismo ha reconocido sentirse en la piel de estas canciones como un protagonista de una cinta de country-western. Por primera vez en España podremos disfrutar del inagotable talento musical de Mr. Blau y de sus armonías y melodías de película, ideales para degustar en distancias muy cortas.