Con puntualidad británica, las ideas claras y parte del trabajo ya hecho aparecían Remate (Fernando Martínez) y Wild Honey (Guillermo Farré) en los Estudios SON Estrella Galicia. Guillermo portaba en un disco duro parte de las grabaciones del primer (y único, por el momento) tema de un grupo que aún no tiene nombre: un supergrupo que surge de la conjunción de los talentos – y referencias, muchas referencias – de estos compositores madrileños.
Remate no tardaba en hacerse con su guitarra española para discutir con Wild Honey algunos detalles que quedaban por decidir: los arreglos de piano, la guitarra eléctrica, la percusión… “Este rollo sí que es Sebastian Tellier, ¿eh?”, comentaba Remate. “Un acuario en las afueras” iba naciendo a base de repetir tomas de voz, debatir sobre la gravedad de los coros y, sobre todo, compartir nombres y gustos más allá de lo musical. “A mí me suena a “Two of Us” de Los Beatles”, contestaba Guillermo.
No era la primera vez de estos dos artistas a la hora de plantear una colaboración. Ya antes se había dejado sentir la influencia de Wild Honey en algunos de los temas de “Cabello de ángel, tocino de cielo” (Relámpago, 2016), último trabajo de Remate. “Yo me sentía más como un voyeur. Me sentaba, miraba, me parecía todo bien, me preguntaban, levantaba los dos pulgares…”, explicaba Guillermo Farré. “Estrictamente, sí. Hemos ido trabajando juntos y hemos ido progresando hasta tener la idea de que nos lo pasaremos bien grabando juntos. Lo que pasa es que luego los de SON Estrella Galicia nos han servido de acicate, o de presión para decir “vamos a grabar esto”, de una manera especial. Está guay que no sea una canción de un álbum. Nos pareció un marco perfecto”, contaba Remate.
La admiración entre ambos se hacía palpable. El que había sido profesor de piano de Wild Honey, Remate, no cesaba de elogiar su capacidad vocal mientras su antiguo pupilo grababa las voces del single: “Es un autotune humano”, comentaba. “Nos conocemos desde hace tres años. Si hubiéramos comenzado a grabar juntos hace tres años, hubiera sido un desastre tremendo. Pero ha pasado tiempo como para saber qué quiere cada uno, juntarnos y tener la confianza suficiente como para decir si nos gusta o no nos gusta”, contaba Guillermo.
Durante unas horas que parecieron muy “de Martin Parr”, los Estudios SON Estrella Galicia fueron testigo de cómo aquello que normalmente es denostado o infravalorado, como es el hecho de construir etiquetas, servía para aportar un modelo conceptual a un tema que iba más allá del mero regocijo estético. “Tengo la certeza de pasarlo muy bien juntos. Y de que nos gusta la música. Tenemos un interés muy artístico, nos gustan muchas más cosas aparte de la música. Nos gustan muchas cosas con pasión. Y yo creo que lo que podemos hacer juntos es, sin duda, diferente a lo que haríamos solos. Tengo la confianza en pasarlo bien”, nos explicaba Remate.
Acercándose a “un pop más directo y menos excéntrico”, Wild Honey y Remate parecían compenetrarse a la perfección durante un proceso alejado de la estricta grabación en directo, y más cercana a la construcción de un puzzle en el que se mezclaban las personalidades de ambos artistas, las etiquetas (“Lo importante es que no suene surf”, bromeaba Guillermo) y la necesidad de crear algo alejado de la norma y cercano al preciosismo. “Que sea una canción de tres minutos, pero que sucedan cosas”, explicaba Remate.
El resultado de este puzzle conceptual, intertextual y, sobre todo, personal y artístico, se conservará en un nuevo vinilo rojo de SON Records. Con el tiempo, tal vez estos compositores tan cercanos y lejanos al mismo tiempo puedan presumir de él como la primera de muchas aproximaciones de un grupo que (esperemos) encuentre su nombre algún día.
