Una imagen en blanco y negro gobernaba el oscuro fondo del Teatro Lara. Cecilia, casi de perfil, posaba en una de tantas instantáneas tomadas a la artista que aún rebosan juventud y atemporalidad. El pelo liso y largo, la mirada tímida y ese aura mágica que puede verse en vídeos de archivo y escucharse en sus canciones estaba también impregnada por cada butaca, columna y cabeza que se encontraban en el espacio madrileño. En unos meses, ya entrados en 2016, se cumplirán 40 años de la muerte de la madrileña, quizá la más grande de las letristas que ha tenido nuestro país. Por eso y porque no hay mejor ejemplo que ella misma, Voces Femeninas homenajeaba en 2015 a Cecilia en la primera de las tres noches que también pasarán por Ourense (26 de noviembre en el Teatro Principal) y Vigo (28 de noviembre en el Auditorio C.C. Afundación).

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Se atenuaban las luces poco antes de comenzar la noche que tendría a como coprotagonistas a Basia Bulat y Maria Rodés y sonaba Julio Iglesias. La canción, “Dicen”, no era casual. Evangelina Sobredo, que era así como se llamaba Cecilia antes de enamorarse del tema de Simon & Garfunkel, fue colaboradora habitual y letrista del cantante y exfutbolista. El homenaje estaba en todo, hasta en las canciones que se escuchaban de fondo. También sonaría Manzanita con su versión de “Un ramito de violetas”, “Y si no fuera por miedo” con Rocío Durcal o “Desde que tú te has ido” en manos de Mocedades. La cantante falleció con 27 años pero le dio tiempo a dejar una producción musical que no admite réplicas.  

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La primera en hacer su aparición fue Basia Bulat. La canadiense, que ya tuvo su experiencia en castellano con la versión de “Tu nombre me sabe a hierba” de Joan Manuel Serrat, se lanzó de cabeza al homenaje con excelente resultado. Con la sonrisa como aliada eterna y una perfecta fluidez para bromear en nuestro idioma, Bulat no tardó en ganarse al personal. Ayudó también inaugurar la noche con la melancólica “Tu retrato”. Si las canciones de Cecilia parecen no envejecer, en la voz de Bulat se mostraron más vivas que nunca. También dejaría para el recuerdo las interpretaciones de “Está lloviendo dentro”, “Donde irán a parar” y “Come the wind”, uno de los últimos temas editados por Evangelina Sobredo antes de su nefasto desenlace y que Bulat supo convertir en propio.

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Tras la despedida de la canadiense, que aún tuvo tiempo para presentar sus propios temas, anunciar tercer trabajo para febrero y prometer que regresará para presentarlo, le llegó el turno a Maria Rodés. La catalana, que acudió acompañada de la guitarrista francesa Isabelle Laudenbach (ex Las Migas), llegaba para interpretar la segunda parte del homenaje tras convertirse en el último año en una de las grandes sensaciones de la música nacional gracias a su particular visión de la copla en el álbum “María Rodés canta copla” (Chesapik, 2014). De ahí sonaron “Flor de mal”, “El día que yo nací”, “Agua que no has de beber” o “Ay pena, penita, pena” para acabar entrando en materia con “Me quedaré soltera”, uno de los grandes temas de Cecilia, mujer que nunca se apoltronó en convencionalismos. Le siguieron “Nada de nada” -a la que se sumó Basia Bulat a los coros- y “Mi gata Luna”, ambas con aire bossa nova, “Soldadito de plomo”, “El equilibrista”, la reconocida “Un ramito de violetas”, la emocionante “Si no fuera porque” y la reivindicativa “El testamento”, con la que cerraron una noche en la que, sin escucharse ni un momento la voz de Cecilia, siempre estuvo presente. No pudo existir un homenaje mejor.